27 mayo, 2012

Scarborough Fair - Capítulo 3

Ya casi alcanzaban la puerta del castillo Vanesa y su protector, cuando desde el pueblo llegó un barbullo de gritos de terror. 

Vanessa gira sobre sí y divisa el pueblo, que visualmente se encuentra en calma, pero contradicen sus oídos esa falsa paz, ya que distingue gritos de ayuda en la lengua inglesa. Se dispone a partir en su dirección cuando Drake la detiene, esta vez sí, mirándole directamente.
-Señorita, entre en el castillo. 
-¿Pero no lo oyes? – Grita asustada. – ¡Mi hermana aun está en la taberna! 
Vuelve a caminar en su dirección, esta vez de forma más rápida. Pero se detiene al comprobar que Drake no le sigue.
-Puedes acompañarme si así estarás más tranquilo. – Drake afirma, aunque sabe que más que nada, se trata de una orden.

En el pueblo la gente corría de lado a lado entre gritos. Asustada, Vanessa intentaba preguntar a los campesinos dónde se encontraba su hermana, pero nadie le respondía, sólo corrían histéricos. 
Entraron en la posada, pero su hermana ya no estaba allí. Cuando fue a salir con Drake delante de ella, una mano la agarró por el brazo.

-¡Madre de Dios! ¿Está loca? ¡No salga allí fuera! – La voz de Jerson dejaba entrever un miedo atroz a la oscuridad nocturna de detrás de la puerta. 
Vanessa intenta zafarse, no entiende lo que dice aquel hombre, pero aun así le está metiendo mucho miedo. Drake interviene, haciendo que el posadero suelte a la señorita de una forma delicada, después pregunta:
-¿Otra vez?
-Sí, esta noche han regresado, pero sólo es uno. Ha salido de la nada, por sorpresa. 
Vanessa no entiende, pero tampoco se atreve a preguntar. Mira a Drake interrogativa. 
-¿Dónde está mi hermana? – Pero no obtiene respuesta. - ¿Dónde está Arely?
-No lo sé. – Admite Drake. – Tal vez ya está en el castillo. 
-Pues vayamos a averiguarlo. – Intenta alcanzar la puerta, pero Drake la recoge en brazos y la vuelve a posar en el suelo, un poco más lejos de la entrada. 
-¡¿Pero qué te crees que estás haciendo?! ¡Suéltame!
-No puede salir ahora, corremos peligro. Todos. – Pronuncia en español. La agarra de la muñeca y arrastra escaleras arriba. El posadero los sigue, no sin antes asegurarse de que la puerta está bien bloqueada. 
En el piso de arriba se encuentran con dos hombres más de avanzada edad.
-¡Suéltame! – Ordena Vanessa.
Drake obedece. 
-Muy bien, ahora o me cuentas lo que está ocurriendo o traspasaré esa puerta. – La amenaza no es muy creíble, pero aun así el posadero interviene en español.
-¿Ha oído alguna vez hablar de la licantropía? – Le cuesta dejar salir esas palabras. 
Gritos en el exterior humedecen el ambiente. Vanessa duda al no dar a crédito.
-…¿Licántropos?... ¿Hombres lobo? – Hace una pausa. - ¿Intenta que me crea que una bestia infernal está atacando el pueblo? – Produce una risa nerviosa, no se lo puede creer. – Santa María…
Jerson va a un rincón y regresa, entrega a los presentes unas cuerdas. También a Vanessa.
-¿Qué es esto? – Lo recoge con las manos.
-Los licántropos son alérgicos a la plata, es mortal para ellos. – Explica Drake. – Estas cuerdas están impregnadas con esencia de plata, el olor mantendrá alejado al hombre lobo de nosotros. 
La mujer se desespera. 
-¡Ya estoy harta! – Grita. – Esto no es un cuento de hadas, yo me voy a buscar a Arely. 
Drake ya no aguanta más, la separa del suelo mientras ella grita. Consigue tumbarla en el suelo y atarla con la cuerda, aunque Vanessa no pone de su parte. 
-¡Virgen santa, quieren callarse de una vez!
Un ruido interrumpe a los escondidos, la puerta ha caído. 
-¡¡Ataros!!
Consiguen resguardarse con las cuerdas justo en el momento en que entra en la sala un espectro negro. 
Vanessa cierra los ojos, no quiere mirar. Oye los gruñidos proferidos por ese demonio, tiembla al notar sus pisadas cada vez más cerca del grupo. No se atreve ni a respirar, está aterrada. 
El demonio avanza hacia uno de ellos, uno de los clientes de la posada. El hombre llora mientras el hombre lobo lo olisquea. Se aparta de golpe entre chillidos y gemidos, la esencia de plata consigue hacer efecto. Pero ello no lo detiene, sólo ha conseguido enfurecer al demonio. Aúlla con rabia, y ello estremece las paredes de piedra. 
Vanessa grita muy fuerte, entonces, el espectro cesa su voz y mira perplejo a la humana que tiene ante él. Se acerca lentamente, intentando no respirar el ponzoñoso aroma que proviene de las cuerdas. 
Cuando ya casi la roza, Drake decide levantarse y, heroicamente se lanza sobre la criatura. 
-¡¡Corramos!! – Grita uno de los hombres.
Tanto el otro, como Jerson, hacen caso a su sugerencia, abandonando la habitación sin ayudar a Vanessa o Drake. Este intenta zafarse de los intentos de mordisco del licántropo, pero uno de ellos acierta de lleno en el pecho del valiente guerrero. Un grito ahogado rompe su boca, y cae al suelo. El espectro remata al moribundo hombre degollándolo de un solo mordisco. 
Vanessa ha sido espectadora de toda la atroz escena, ahora sí que no se atreve a moverse, está completamente petrificada. 
La sangre empieza a decorar el suelo de la estancia, colándose entre las rendijas que deja la madera, goteando así hasta el segundo piso. No quiere mirar al cuerpo, intenta cerrar los ojos, pero no le responden sus músculos.
Lo tiene delante, justo enfrente. Un enorme lobo negro de ojos violetas le observa jadeando, dejando al descubierto unos colmillos manchados de sangre. No, no es un lobo, se sostiene sobre las dos patas traseras, sin tambalearse. Recuerda a la forma de un humano. Vanessa no sabe qué hacer, tampoco se le ocurre nada, las cuerdas imponen demasiada resistencia. Tan sólo vigila al hombre lobo.
El demonio no se acerca más de un metro a ella. Ella no lo entiende, pero un gruñido amenazador corta su pensamiento, y el demonio se abalanza sobre Vanessa Kendrik, con los colmillos de Satanás pidiendo sed de sangre.

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