“La costa del mar, que lugar tan
tranquilo. Las pequeñas olas del océano, juguetonas, me incitan a
que las persiga por la orilla como cuando era pequeña, la fina arena
me acaricia con delicadeza mientras camino sobre ella, con calma. No
puedo evitar fijarme en las gaviotas, danzando en el aire, creando un
vals con el viento para pasar el rato... Adoro este lugar.”
Observé a las familias que se
encontraban a mi alrededor, aprovechando una tarde de verano. Como
disfrutaban los pequeños, quejándose a sus madres, quienes les
obligaban a salir del agua por estar ya atardeciendo, y ellos, con la
cabeza gacha, obedecían pidiendo el deseo de volver mañana a probar
el sonar de las olas. Otros iban para practicar deporte, como el
joven que venía corriendo hacia mí, con un gran perro saltando y
ladrando a su alrededor, animado, esperando a que su dueño le
lanzara una pelota al agua para así poder atraparla,tan solo un
juego que simbolizaba una caza para el animal. Al llegar a mi altura,
me saludó con una sonrisa acompañada de un agradable y educado
“Buenas tardes señorita”.Giré sobre mí para contestarle
formalmente y después, continuar mi paseo por la delicada línea del
Mediterráneo. En mi camino, también me crucé con parejas, tanto
jóvenes como de mayor edad, que habían decidido pasar una tarde
junto a la persona que querían, una imagen bonita y tierna que
alegra el día a cualquiera.
Una de las múltiples olas que seguían
invitándome a que jugara con ellas, me acercó un objeto brillante y
circular que atrajo mi atención. Como si fuera una trampa para
incitarme a entrar en el basto océano, el mar me mostró débilmente
el desconocido objeto, para seguidamente volverlo a esconder bajo sus
arenas por siempre. Sin pensármelo dos veces, salí corriendo a por
él antes de que la ola lo hubiera hecho desaparecer. En cuanto
conseguí atraparlo volví tan rápido como pude de nuevo hasta la
orilla, ya que el mar me tomó por una ladrona y mandó cazadores a
por mí, para devolverle el objeto que no había robado, sino
salvado. Entonces volví a sentirme como una niña pequeña, jugando
con el mar mientras inventaba historias de ese calibre para
entretenerme.
Me senté en la arena de la playa para
poder observar la recompensa de mi esfuerzo, y mi sorpresa fue
encontrarme una bella caracola, la primera recogida en toda mi vida.
Su escudo brillante, al igual que barniz, me deslumbró y quedé
hipnotizada por él. No pude evitar acercarla a mi oído, apartando
el pelo de mi rostro y así, concentrarme como una ingenua,
preguntándome si de verdad se podía escuchar el aullar del mar o el
sutil canto de las sirenas. En vez de encontrar uno de esos sonidos
marinos, tan solo hallé una voz, por suerte, muy familiar y cercana
para mí.
-Date la vuelta.-Esas fueron sus
órdenes. Abrí los ojos y, delante de mí noté una sombra que
provenía de mi espalda. Al levantar la vista obtuve el rostro de un
varón, el rostro del chico a quien yo deseaba ver en cada momento de
mi vida, pero que estaba lejos de mí en esos momentos. “No puede
ser, es imposible que esto esté ocurriéndome...” Sin saber por
qué, me levanté tan rápido como pude y me lancé a sus brazos sin
pensármelo antes, como si mi cuerpo actuara por su cuenta sin antes
pedir permiso a mi cabeza. Él me devolvió el abrazo, y en mi rostro
se dibujó una sonrisa sincera, alegrándome de que él estuviera a mi
lado por fin.
Entones abrí los ojos, seguía sentada
en la fría arena y con la caracola pegada a mi oído, oyendo en su
interior la marca propia del mar. Él no estaba a mi lado, ni
abrazándome ni sonriéndome, y ello me entristeció mucho, aunque he
de admitir que la sensación de alegría al ver que él había estado
a mi lado y me había rozado, era cálida y reconfortante, la echaba
tanto en falta como nunca antes, mas, no me encontraba triste, me
había alegrado mucho verle en persona, aunque fuera dentro de mi
imaginación.
Y justo en ese momento, una sombra
cruzó por mis ojos, manteniendo la compostura delante mío. Su voz
resonó desde la caracola y su fragancia rompió las leyes de la
realidad...
-Date la vuelta...
Increíble, ¿es tuyo?.
ResponderEliminarSí, es mío =3
ResponderEliminarSi cuelgo alguno que no me pertenece pongo un aviso antes. Pero este es todo todito mío ^^
Me alegro de que te haya gustado =3
Es preciosooo (LLLL)
ResponderEliminarGracias paulii, me alaga que te guste ^^
ResponderEliminarNo me gusta, meencanta :3 ya la foto es muu chula tambiien :P
ResponderEliminarGraciaaaaaaaaaaaaaaasssssss!!!! Jejeje, ai, que verguenza me da ahora por dios, jaja...
ResponderEliminarÑaaaaa ^^ me encanta, mis sueños son fértiles en tus manos por lo que veo XD
ResponderEliminarTengo ganas de poder abrazarte de verdad, sin que tengas que servirte de alucinaciones ni hechizos de caracola...
Te quiero^^
Jejeje, gracias ^^ cualquier cosa sirve de inspiración, y me vino justo a la mente esta historia cuando dijiste lo de la caracola =3
ResponderEliminarY yo también tengo ganas de verte ^^ y no te preocupes, prefiero tus abrazos reales a los producidos por hechizos de caracolas, aunque también valen, pero no tanto.
Más te vale volver pronto eh! Jeje =3
Me encanta, es precioso! Podrías probar a escribir alguna historia en plan de varios capítulos y eso! Serías buena! Te sigo!
ResponderEliminarUn besito!
Leyre.
Vaya, muchísimas gracias Leyre, me alegro de que te guste. Y sí, podría probar, pero aun estoy muy verde y me alargo mucho en los relatos, así que prefiero seguir durante una temporada con este tipo de historietas de momentos únicos.
ResponderEliminarPero te puedo asegurar que tengo en mente una historieta con capítulos.
Gracias por comentar ^^