Cuando las aguas se aclaran

"Antes de nada, aviso de que este texto no es mío sino de alguien especial en mi vida, para quien quiera ver su blog, es D.L. Lo escribió la pasada noche y le pedí por favor que me dejara exponerlo en este blog. A ver quién es el listo que consigue encontrar su sentimiento reflejado con estas palabras. Un beso muy grande y gracias por este texto, es precioso." 

La opresión me ahoga, acorrala mis sentimientos. El lodo es quien guía el lamento que estremece mi pecho, impidiendo el eco con su negra espesura. Cada movimiento aumenta la opresión, me hundo… Todo es inútil, mi expresión se horroriza al ver como la bestia negra sigue escalando mi cuerpo, engulléndome lentamente pero sin pausa… Lo sabe.

 Mi mente estalla en una vertiginosa vorágine de recuerdos, todas las vivencias hasta ese paso en falso que me precipitó a las aguas de Tantalo.

Ya es la hora, tan solo unas lágrimas antes de resignarme a mi final… Los párpados están cerrados, pues la espesura ya alcanza su altura. Duerme…

El único sonido es el de mis latidos, ya no hay angustia. Me atrevo a abrir los ojos en un acto de valentía y miro hacia arriba. La luz es tenue, pero distingo sombras que danzan en mi busca. Parecen brazos, miles de ellos rebuscando entre la negrura. Quizá hayan estado desde el principio, pero el miedo me impedía verlos. De repente uno llama mi atención… ¡No puede ser! Me aferro a él, dejo que me eleve hasta un lugar seguro.

-Shhh… Es ahora cuando las aguas se aclaran.