Desde
el ojo herido, una gota transparente resbala por la mejilla, entrando en
contacto con los labios, ennegrecidos por la sangre seca del combate. Su
melliza sigue el mismo camino, empujando a ambas al vacío del precipicio que
forma la barbilla de Haiku.
-“Cuando las flores
lloran, las arañas tejen un pañuelo para consolarlas”…
Las
lágrimas mellizas se reencuentran en la escarcha, formando así parte de aquel
mar de hielo…
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