01 septiembre, 2011

Aparición

"Aviso de que este texto tampoco es mío, sino de mi hermana, a quien admiro mucho. Decidió escribirlo para un trabajo de la universidad y, tanto el texto, como la fotografía son suyos. Una historia que, en mi opinión, describe perfectamente la magia de la ciudad que se nombra en ella. Gracias por dejarme colgarlo en mi pequeño rincón hermanita. Un beso muy fuerte para ti."


Soy un chico de 28 años, pero como particularidad tengo mi amor por la fotografía. Además de mi trabajo es mi pasión, lo cual es una suerte. Hace no mucho tiempo, apenas unas semanas, me encargaron un reportaje sobre Granada para una revista internacional; por lo que debía pasar unos cuantos días en la ciudad. Desde mi viaje, Granada se ha convertido en una ciudad mágica para mí; y allí recopilé una de tantas anécdotas curiosas ocurridas en mis viajes.

Primavera, por la tarde me dispuse a conocer la famosa Alhambra de Granada, elemento que lógicamente no podía faltar en mi extenso reportaje. De todas formas necesitaría más de un día para fotografiarla en condiciones: de día, de noche, al atardecer, la gente… Todo influía. Recorrí todo el recinto echando un vistazo para hacerme una idea e ir componiendo en mi mente el reportaje. Entré en los Palacios Nazaríes y fue la primera vez que la vi. En realidad al principio ni siquiera reconocí una figura femenina. En un patio y a través de la verja, una aparición oscura tras un naranjo. Fue algo fugaz que, debido a la poca luz que había (ya caía el sol), me pareció una visión óptica: un juego de luces y sombras. Seguí mi visita personal sin pensar en ello, por lo que al llegar al jardín fue todavía más impactante. A través de mi cámara fotográfica, posicionado en el corredor que hay justo encima del jardín, volvió a aparecerse. Surgió sin más, de repente la estaba enfocando con mi cámara, de espaldas, una mujer vestida con una larga túnica negra y un burka. Me quedé tan maravillado por la imagen que se me olvidó disparar la cámara. Cuando la retiré de mi ojo ella ya no estaba. Bajé rápido al jardín y miré entre los árboles, ni rastro. Salí hacia las salas contiguas, nada. La visión fantasmal capaz de desaparecer como si nada se implantó en mi mente. No me asustaba, al contrario: me atraía de una manera increíble, pensaba en esa silueta constantemente y esperaba que apareciera en la oscuridad de mi habitación, aunque fuera por un segundo, para luego esfumarse. Pasados estos dos días en los que una extraña sin rostro que ni siquiera podía estar seguro de que existiera se quedara en mi cabeza clavada, volví para hacer un reportaje nocturno. Paseaba por el exterior de los edificios de la Alhambra y movido por un interés irreal me vi siguiendo a una familia árabe cuya mujer iba ataviada con un burka, pero no era ella, no era “mi reina mora”. Volví al jardín de Daraxa donde apareció esa visión que no tenía claro que fuera real. Igual mi subconsciente y la magia del lugar me estaban dando señales e ideas para crear un reportaje diferente sobre Granada. Subí al corredor y observé y observé. No fue hasta que no coloqué la cámara en mi rostro que volvió a surgir como un fantasma. ¿Sólo la podía ver a través de mi cámara? Esta vez disparé la fotografía pero seguí con la cámara fija en mi ojo: no quería perderla. Me quedé helado cuando se giró y gracias al zoom pude acercarme a su rostro: el burka no le cubría los ojos. Unos ojos exóticos y alargados, oscuros con pestañas espesas. Fue un instante tras el cual, como siempre, al retirar la cámara desapareció sin más. Definitivamente me había hechizado un fantasma.

La última noche en la ciudad salí a tomarme una copa y fotografiar algo del ambiente nocturno. Entré en un bar de copas con la luz muy baja, velas y pequeños sofás. Al entrar decidí que era un sitio digno de ser fotografiado e incluido en el reportaje. Tomé algunas fotos generales. Llevaba el portátil conmigo. Descargué las fotos para seguir trabajando en ese lugar relajado. ¿Me estaba obsesionando o estaba viendo esos ojos exóticos en la pantalla de mi
ordenador? Mi giré para comprobar que el reflejo en la pantalla era fruto de mi imaginación. Al lado había una camarera en pie esperando a que le pidiera mi consumición. Yo sólo pude decir: “Hola, mi reina mora”.

6 comentarios:

  1. Muy bonito^^ como ya te he dicho, sobre todo me gusta el final.
    Por lo que se ve, donde cae una gota de arte se reparte mas o menos homogéneamente entre todos los de alrededor XD

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  2. Jajaja, mi hermana se alegrará de oirte decir eso, jeje. Ya le enseñaré el comentario ^^

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  3. Ale, al final si que se ha borrado el mensaje.
    Lo que decía, que me ha gustado mucho, sobre todo el final, que por lo que se ve donde cae una gota de arte se reparte homogeneamente entre los hermanos XD

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  4. ^-^ A mi hermana le gustará oír eso, jeje, le enseñaré el comentario. Aunque ya te doy las gracias yo de su parte, jeje.

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  5. JODERR no me dejaba comentarte. Perdón por este lapsus tan yo. Me gusta la foto bastante, entre lo que conozco de ti y lo que he podido leer de tu hermana (esto..) creo que teneis pinta de ser una familia interesante.

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  6. Jajajaja, gracias Nat, jeje. Mi hermana y yo tenemos gustos bastante parecidos, ambas tenemos nuestras rarezas y nuestra forma de ver el mundo, todo muy simple la verdad, jajaja.

    Gracias por comentar ^^ a ver si nos vemos mañana!!

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